De Demo a Temazo

¿Qué hay que hacer para llevar mis demos/mezclas un paso más allá? ¿Cuándo una demo deja de serlo? ¿Cuándo una demo se convierte en un producto profesional? Estas son preguntas que todo compositor / productor / hombreorquesta se ha hecho una y mil veces. Y, a menudo, nos cuesta encontrar respuestas.

Realmente, una parte de ellas son completamente subjetivas. Hay discos memorables (especialmente en el punk/rock) que suenan a demo baratuna y nadie se ha quejado nunca. Es parte de su esencia cruda y mordedora. Pero también debemos pensar en que vivimos en un mundo con música muy bien escrita, arreglada y producida y ésta es un espejo donde nuestros clientes van a comparar nuestro trabajo. Es lo que hay, malquenospese.

En todo caso, hay una parte objetiva, una irrefutable y tremendamente lógica para llevar nuestros trabajos al siguiente nivel. En este post tienes algunos factores clave que alteran dramáticamente el resultado (y que pueden marcar la diferencia entre demo y producto comercial).

Composición

Para tener un buen producto, es esencial tener una buena canción. Una canción fresca, interesante, melódica y armónicamente coherente y que ofrezca posibilidades de disfrute a quien la escucha.

Nadie obtiene un producto final apoteósico sin un temazo detrás. Punto.

Y, honestamente, no todas las canciones que escribimos (o escriben nuestros clientes del estudio) son buenas. Es duro pero es así. Habríaa que ser más que un genio para escribir con el 100% de resultados en cada intento pero, literalmente, no hay nadie en el mundo que lo haya conseguido. Todos los grandes compositores han desechado cientos (si no miles) de temas para componer los que forman sus discografías (que son los mejores, sin duda, y que cumplen con unos mínimos de calidad absoluta).

Por ello, si escribes canciones, no te quedes con lo primero que generes. No te aferres a una mala canción simplemente porque habla de tu amor o porque la has escuchado 1000000 veces. Dale vueltas a tu trabajo. Déjalo reposar y vuelve sobre él. Deja a tus allegados escucharlo y recibe feedback. O intégrate en una comunidad de gente como tú, comparte tus ideas y déjate evaluar.

Tu repertorio se verá recompensado. Y tu trabajo en el estudio y tus resultados también, porque el proceso completo es una cadena.

Y, si eres productor, intenta evitar trabajar sobre algo que creas que tiene todavía trabajo de composición pendiente. Habla con tus clientes, asesóralos con ejemplos y convéncelos de que vuelvan al ensayo y rematen las canciones antes de pasar al estudio (u ofréceles tus servicios como arreglista/productor y toma la iniciativa)

Estructura e Instrumentación

Tanto si escribes temas como si regentas un estudio de grabación, tus resultados también dependerán del formato de tu proyecto. Porque, una vez que trabajamos sobre una buena canción, un acercamiento erróneo a su estructura e instrumentación puede dar al traste también con el producto final.

A nivel compositivo, hay que prestar atención a la estructura, que debería ser dinámica y coherente, dejando a cada parte sonar en momentos “lógicos” (no tiene mucho sentido aguantar 2 minutos para soltar el primer estribillo en una canción pop, por ejemplo).

De hecho, si analizamos las estructuras de canciones de un género en concreto, veremos que los patrones se repiten a cuchillo:

Estrofa – Estribillo – puente – estrofa – puente – estribillo

Intro – estrofa – estribillo – intro – estrofa – puente – estribillo

Intro – estrofa – puente – Estribillo – estrofa – puente – intro – Estribillo

Así que no parece mala idea hacer análisis de estructuras e instrumentación de canciones archiconocidas y archiconsumidas dentro del estilo en el que estemos trabajando – igual que usamos referencias cuando mezclamos – para saber que nuestro trabajo tendrá cierta coherencia con lo que el consumidor espera inconscientemente a base de consumir temas de ese estilo.

Y es que la instrumentación también jugará un papel clave en la partida. Lo que los angloparlantes llaman el “arrangement” (o la disposición general de partes e instrumentos en cada una de ellas) es clave y marca la diferencia entre demo y pelotazo.

Pensemos en que no todos los instrumentos participantes en la canción han de sonar a la vez. Ni tampoco a lo largo de todo el tema. Se trata de dosificar y sorprender (añadiendo un arreglo a la 2 estrofa para dar variedad), de agrandar y empequeñecer la canción (callando guitarras en las estrofas y lanzándolas en estribillos)y, en definitiva, de darle el interés suficiente para que el oyente quiera llegar al final (y repetir, si es posible).

Y es cierto que, en la fase de mezcla, hay mucho que se puede hacer para mejorar este aspecto (incluso sacar el machete y cortar partes virulentamente), pero debería ser antes de grabar cuando se decida la estructura completa del tema y la instrumentación para cada parte, de forma consciente y meditada. Es clave para el éxito.

Trabajo Duro y Constancia

Todo lo mencionado anteriormente es objetivamente importante a la hora de convertir nuestras demos en productos competitivos, independientemente de su estilo o de si escribimos canciones o simplemente las producimos en nuestros estudios (o ambas cosas a la vez).

Pero los dos ingredientes «mágicos» que actúan como eje central de todo este planteamiento tienen nombre propio: Don Trabajo Duro y su señora, Doña Constancia. Sin ellos es imposible todo lo demás. Con ellos, mejoraremos en nuestra técnicas, puliremos y remataremos nuestra materia prima y llegaremos tan lejos como apretemos a la hora de currar.

Si queremos que los demás se tomen en serio nuestro trabajo, debemos empezar por tomárnoslo en serio nosotrxs.

Luchando contra la falta de formación e invirtiendo tiempo y dinero en ella para convertirnos en mejores artesanos en nuestro gremio (nadie nace sabiéndolo todo, de hecho).

Luchando contra la vagancia y el conformismo, la gran mentira que mantiene millones de canciones en nuestros discos duros de por vida y que las hace demos lejanas al producto que soñamos que serían.

Luchando contra las ganas de terminar una fase y pasar a la siguiente sin haber dado el 100% de lo que tenemos antes de avanzar, ya que a todxs nos apetece grabar y mezclar una idea musical y escucharla en el coche, pero no debemos pasar a la acción hasta que la canción sea el 100% de lo que puede y debe ser, igual que no debemos ir a la mezcla hasta haber hecho la mejor grabación posible.

Nuestro repertorio y nuestro estudio merecen respeto y compromiso absolutos si queremos que sean respetados por el mundo. Y nuestras demos llegarán a ser productos profesionales cuando nos tratemos a nosotrxs mismxs como profesionales y hagamos algo parecido a lo que ellxs hacen a diario.

No hablo de estudiar 5 años en una Universidad, sino de centrarnos en lo que queremos hacer, documentarnos, practicar todo lo que podamos, dejarnos evaluar y mejorar día a día. Es simplemente invertir el tiempo que podamos en nuestra pasíon pero tomándonos en serio cada minuto que invertimos y haciéndolo de forma consciente y meditada.

 

 

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7 comentarios en “De Demo a Temazo”

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